El "Lustenberger 1862" es saludable

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“Renunciar a las grasas animales en la alimentación ha tenido efectos más perjudiciales que beneficiosos en la salud de millones de personas… Coman todo lo que llevan evitando desde hace años: mantequilla, huevos, queso y carne. Estos alimentos sacian el apetito y son sanos”. En su número del 29 de marzo de 2015, el periódico suizo NZZ am Sonntag presentó un análisis de fondo sobre las grasas en la alimentación que llegaba a una interesante conclusión: la cocina de la abuela es la mejor.
En efecto, el cuerpo quema rápidamente las grasas animales de los alimentos, mientras que los carbohidratos preconizados como sustitutos de los lípidos en las campañas de nutrición sin grasas (“No-Fat”) son los que se transforman en grasa corporal. El rechazo de las grasas animales y el aumento paralelo del consumo de carbohidratos ha desembocado en la propagación de la obesidad que se observa actualmente. Esta es la conclusión a la que ha llegado la periodista estadounidense Nina Teicholz en su libro “The Big Fat Surprise” (“Una sorpresa muy gorda”).